
Desde un punto de vista genético, las mujeres están predispuestas a mantener aventuras amorosas como “plan B” para el caso de que la relación sentimental con su pareja falle en cierto momento, lo que vendría a ser una consecuencia de la tendencia hacia la monogamia imperante en la historia de la humanidad, según un grupo de investigadores y científicos de la Universidad de Texas (EE.UU.), informa ‘The Sunday Times’.
Según la hipótesis sugerida por el equipo de investigadores, los humanos han ido evolucionando socialmente para ir probando y analizando sus relaciones sentimentales en busca de la mejor opción a largo plazo.
“La monogamia de por vida no es característica de los patrones de apareamiento primarios de los humanos”, explica el doctor David Buss, autor de la investigación.
El Caribe
