Mella y el legado que deben defender las FA

1998

Esta nación nació bajo el estruendo de un trabucazo, disparado por Matías Ramón Mella el 27 de febrero de 1844, y este gesto marcó el bautismo de fuego de las armas dominicanas en las luchas por mantener nuestra soberanía.

Por eso, las Fuerzas Armadas deben de enorgullecerse. Porque bajo los hombros y la vocación de servicio de sus miembros, ha quedado el legado de valor y coraje de Mella, uno de los tres próceres de la Patria, junto a Juan Pablo Duarte y Francisco del Rosario Sánchez.

A ese legado no pueden renunciar jamás.

Ellas constituyen el escudo contra la inviolabilidad del territorio o de las fronteras marítimas y aéreas del país. Siempre que exista un riesgo que ponga en peligro la soberanía, su misión es indubitable: usar todos los recursos de disuasión que la ley pone bajo su responsabilidad para salvar la integridad de la Patria.

No es casual que el Día de las Fuerzas Armadas haya sido instituido para coincidir con el natalicio de Mella, el 25 de febrero del 1816, y con la magnitud de su heroico papel en el disparo que anunció el nacimiento de la nueva República Dominicana, liberada del yugo militar, brutal y sanguinario, de Haití.

En un mensaje de ocasión por esta doble conmemoración, el nacimiento de Mella y del Ejército, el presidente Danilo Medina ha recordado a las Fuerzas Armadas que sus miembros “tienen el sagrado deber de salvaguardar y defender la independencia y soberanía” del país.

Este es un mandato constitucional, un deber patrio, que resulta oportuno poner de relieve en momentos en que se denuncia que miembros de estos gloriosos cuerpos armados, contaminados por la corrupción, permiten intrusiones dañinas en nuestro territorio, como los contrabandos de mercancías, armas, drogas y otras sustancias ilícitas o el inhumano y mercurial tráfico de personas en la frontera.

Editorial del periódico Listin Diario, 24 de Febrero 2018